miércoles, 16 de diciembre de 2009

A Roxana.

Así de inhóspitas
las letras se pasean de la mesa al comedor
como las manzanas
o como los planetas
que giran a su al rededor
se multiplican en el espacio
se esconden entre las líneas
no dicen nada, son vacías
tecnicolor o coloridas
ahí van sin freno
como mulas en el desierto
cargando pistachos de acentos
pero ningún significado
concreto.
Así de inhóspitas
se dibujan en la caída del árbol
en el flotar de una hoja
en el aroma del fósforo.

Así de inhóspitas
Se van quedando
En las agujas del tiempo
Hilando las vistas de las montañas más altas
Y de los ojos más negros.

jueves, 24 de septiembre de 2009

La Moral Jorobada


Había una vez un camello bueno y un camello malo.

El camello bueno tomaba agua cuando lo necesitaba.
El camello malo era un goloso y se tomaba el agua de los otros camellos, sin tener sed.
El camello bueno tenía una esposa que vivía en Casa Blanca y criaba a sus hijos.
El camello malo tenía una esposa, diez amantes y veintitrés hijos repartidos en distintas jorobas.
El camello bueno le era honesto a su dueño, nunca le robaba las lechugas del almuerzo.
El camello malo cambiaba los dátiles de la merienda por piedritas del desierto y se escondía por la noche para comerlos.
El camello bueno se despertaba temprano para ayudar a las gaviotas.
El camello malo dormía hasta muy tarde, pasando la resaca del alcohol de pasas.

Un día se encontraron y compitieron en una carrera por el desierto.

El camello malo resultó ganador.
Y mientras le ponían la corona de laurel, el camello bueno lo miraba
con recelo.

El camello malo tomaba agua cuando lo necesitaba.
El camello bueno era un goloso y se tomaba el agua de los otros camellos, sin tener sed.
El camello malo tenía una esposa que vivía en Casa Blanca y criaba a sus hijos.
El camello bueno tenía una esposa, diez amantes y veintitrés hijos repartidos en distintas jorobas.
El camello malo le era honesto a su dueño, nunca le robaba las lechugas del almuerzo.
El camello bueno cambiaba los dátiles de la merienda por piedritas del desierto y se escondía por la noche para comerlos.
El camello malo se despertaba temprano para ayudar a las gaviotas.
El camello bueno dormía hasta muy tarde, pasando la resaca del alcohol de pasas.

Un día se encontraron y compitieron en una carrera por el desierto.

El camello bueno resultó ganador.
Y mientras le ponían la corona de laurel, el camello malo lo miraba
con recelo.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Amor en 100


Sólo si no quieres.
Extraño el rocanrol.
Para ese entonces usaba un ridículo disfraz verde.
Te vas a caer si no te amarras las trenzas.
¿Ese es tu novio?
Te equivocaste de nota, otra vez.
Voy a vomitar.
Este es el carro de mis sueños.
¿Dónde está el cine auto?
Te quemé un cd.
Me estás jodiendo.
Quiero un sándwich de pavo.
Ya me gusta la lechuga.
A ver si aprendes qué decir.
Lindo lápiz labial.
Quédate con mi suéter.
A todas las chicas les gusta.
De verdad, no sé bailar.
Me gusta verte saltar.
Debes de tener las tetas más grandes del mundo.
Ahórrate el cumplido.
Lo recuerdo perfectamente.
Avísame cuando llegues.
Toma, el centro de mi pingüinito.
Déjame en paz.
Sí, estoy muy bien.
Perdón, me equivoqué de número.
¿Puedes bajarle volumen?
Estoy ocupado.
Sí, son las mismas medias de ayer.
Es demasiado tarde para caminar.
Entra por la puerta de atrás.
Uno con todo y el otro sólo con ketchup.
Te traje una roca.
Yo te invito.
Es sólo una amiga.
Shhh.
Esa es la casa de mi infancia.
No importa.
Estás borracha.
Eres mi pastelito de manzana.
Yo no sé qué haría sin ti.
¿Qué carajo te pasa?
Vuelve conmigo.
Sal de mi casa.
Se te quedó el diccionario.
Yo veo quién me abre abajo.
Roncas como un cochino.
Hazlo por mí.
Mi papá te odia.
Por favor, hazme ponquecitos.
Me gustas mucho.
Me desperté hace tiempo.
No sé por dónde empezar.
Este es el cuarto mensaje de voz.
¿Lo estás haciendo a propósito?
Sí, se nota.
Eres tan egoísta.
¿Quieres hacer algo?
Me gustó la parte en que él se cae y ella tira la torta al techo.
Jajajaja.
Jajajajajaja.
JAJAJAJAJAJAJA.
Terminamos.
Me corté picando una pera.
¿Y eso? ¿Quién te lo hizo?
Ese tipo te está viendo.
No soy lo que tú pensabas que era.
Qué bien hueles.
Es la luna.
¿Te desperté?
No quiero hacerte daño.
Olvídalo.
¿Qué dijiste?
Yo te llevo a tu casa.
Quiero dormir contigo.
No puedo dejarte ir.
Es para ti.
Yo también.
¿Te volviste loca?
Estoy harto.
Siempre es lo mismo.
Perdón.
No, no me corté el pelo.
No me pasa nada.
Me gustan tus ojos.
Estoy afuera.
Me encanta esa canción.
Eres mi alma gemela.
Salgamos a buscar erizos.
No lo puedo creer.
¡Ahhhhhh!
Dubirubidubidú.
¿Te tomaste algo?
No me cierres la puerta.
Apaga la luz.
¡Te voy a comer!
¿Me pasas la ensalada?
Ya llegamos.
Te amo.

martes, 28 de julio de 2009

Comunismo al Chingar


Chingo yo
Chingas tú
Chinga TU MADRE
Molotov


Abajo por favor eso muy bien ábrete enséñame uy gracias qué rico lo haces que sigas que sigas perra cierra la puerta más que me des más te dije y ay ay no no no me des así nene viene mi hija no me hagas esto no me muerdas en el confesionario Calypso tan duro por Dios por DIOS no puede ser no puede ser Jorge qué bien qué bueno ahí quédate ahí más Marta ponte en cuatro que la señora no se entere negra y enséñamelo enséñame el centro del universo y la insoportable levedad de Pedro hasta adentro no no no ahí vienen es mi primera vez vístete hay que buscarlas en el colegio de corazón te lo juro que eres el mejor polvo va bene stronza va bene de la vida grítame perra grítame perra dime cómo se llama sobre la tierra Bárbara tu abuela y ay qué rico qué rico sí SÍ SÍ Delia una vez más me dejas acabarte en la cara entre las tetas ponte esto entre las tetas Carolina soy tu jefe qué me lo digas sobre el escritorio una y otra vez sí grita mi nombre GABRIEL GABRIEL más duro que llega mi esposo acaba ya silvuplé silvuplé cherí háblame en japonés Yanira dime cómo te lo hace así así cállate quieres de una vez irte abajo o qué carajo.


sábado, 6 de junio de 2009

Crustáceo a la Deriva


Resulta que la vi. Sí, la vi. Las cosas siempre caen desde arriba hacia abajo. Como las piñas. La noche planteaba una buena discusión acerca de los animales de granja, un muy buen plato de lechugas confitadas y alguna que otra bebida apocalíptica. Yo, sentado de tenazas, cejas, ojos, patas y cayos cruzados, me dedicaba a seguir la conversación sobre los conejos moteados, sin esperas de que ocurriera algo más emocionante. Sin embargo, o puedo decir también “Con embargo”, apareció. Su vestido morado ondeaba al ritmo del viento mientras se acercaba, a paso de jirafa, a saludarme. Se plantó ante mí como un roble de cien años, separó sus labios carmín y soltando una voz de emperatriz, me dijo: “Hola, cangrejo”. Al momento, me cayeron tres mil jardines colgantes y una codorniz. Sólo pude articular un agudo “Hola”. A partir de ese momento, mi nariz, alargada y triste, sólo pudo dirigirse a su olor. No podía controlarlo y me limitaba, la mayoría del tiempo, a concentrar mi vista en algún otro presente que allí se encontrase. Irremediablemente, mis patas me arrastraron a ella. Sus ojos oscuros penetraron mi débil armadura. Yo, siempre tratando de mantener mis manos en su lugar, no paraba de contar chistes navideños. Era mayo. A ella no parecía importarle y se reía como una pompa de jabón a punto de explotar. Las bebidas apocalípticas fueron, poco a poco, desnudando mi timidez. Atrevido, coloqué mi tenaza derecha sobre su muslo. Noté su emoción en el encurvamiento de sus pestañas, en la lentitud de su parpadeo y en sus labios entreabiertos. No podría explicar lo que sentí. Era como una lluvia de meteoritos de azúcar moreno sobre mi corazón. El acercamiento comenzaba a ser inevitable y como dos polos contrarios nos fuimos aproximando. Tomé una bocanada de aire y con ella entraron a mis pulmones mil canarios volando. Nuestros labios se hicieron de la misma materia y yo sólo sentía ver siluetas de colores, suaves gardenias, dos elefantes bailando chachachá y una ardilla recolectora de fresas. Al separarnos, caí como una pluma de avestruz sobre mi silla. Y ella, holgadamente, con su vestido morado y sus zapatillas de mandarina, se fue. Yo seguía sintiendo su boca sobre mi boca y como una alfombra mágica, flotaba sobre la superficie. Imaginaba cultivar tomates con ella. Andar en bicicleta por la sabana. Correr libremente por los mares en un bote de algodón. Decidido y con el ímpetu de un caballero dragón, la busqué para contarle mis planes, los planes que había hecho nuestros. Mis ojos fueron saltando entre todas las figuras hasta que la encontraron. El mundo se había acabado y sólo quedaba un carbón solitario. Un ruido sordo explotó dentro de mi cabeza al verla entre otras patas. Ella se confundía entre la piel de un gran mastodonte. Y era grotesco. Al principio no podía creerlo pero conocía muy bien sus movimientos. Desolado y arrastrándome por la arena de la noche, fui acercándome al mar. Olvidé los tomates, las bicicletas y el algodón. Una ola me atajó mientras caminaba y me dejé llevar por la alta marea. Y no más labios carmín. Y no más pestañas curvadas. Caí hasta lo más hondo del mar, en el silencio más profundo, donde sólo las partículas de vida se marean entre si. Y alistándome para un sueño eterno, me volví el mismo ermitaño
de siempre.

jueves, 7 de mayo de 2009

Insulto en Verso Libre

Tú, cabeza de plátano
de mil piernas y mil brazos
no sirves para un carajo.

Te rascas la barriga
cual príncipe
y no haces más
que…

Tú, alma de miércoles
de mil bocas y mil lenguas
eres como un sostén
para palomas

Ni el coco te quiere asustar
Ni la llorona hacerte llorar
Ni el payaso pintar

Tú, mal imitador de Satanás
Tu arroz me sabe mal
y ni se diga tu...


Ay ajo
Ay perejil
Ay cebolla
Ay cotoperí

Y En fin,
para resumir,
las uñas no te sirven
ni para rascar

ni seducir.

martes, 31 de marzo de 2009

Este es el cuento
que cuenta
el cuento de un cuento
que contaba callado.

Este cuento
era un cuento silencioso,
y todos los cuentos
que sí contaban
se burlaban de él.

Eh, cuento, no sabes contar nada
Cuenta pues, cuento
¿El gato te comió el cuento, cuento?

El pobre cuento que no contaba nada
sí contaba otras cosas
otras cosas no contadas antes
otras cosas que sólo podían ser contadas
en silencio.

Un día, cansado de que todos se burlaran de él
Se paró ante todos los cuentos
y los miró, a cada uno de ellos,
Fiiiiir meeeee meeeeente
y con los ojos
contó estrellas, mares, amores y pinceles

y en el silencio más profundo
este cuento que no contaba nada
se terminó.

jueves, 26 de febrero de 2009

Description


An apple is a big altough small thing; like a baby pig’s heart that fits in your hand. They come in red blood color (green and yellow too; those don’t matter), but not red and sexy enough for vampires. However, it’s not red on the inside but a sort of dirty white. It comes from a tree’s branch (tree: thing that comes from the earth and gives shadow). It’s eatable, tastes sweet and it feels funny in your mouth, kinda lumpy. Paradise’s forbidden fruit; reason for which Adam and Eve ate it because, well, people do things they’re not supposed to. With this thing you can do a lot more things like: pie, sauce and computers. And when you get diarrhea, doctors usually recommend this fruit to stop the pooping. To conclude, it’s a very pretty fruit, but still, pineapples rule!

jueves, 5 de febrero de 2009

El Intruso del Alba


Dos puntos: Se escucharon ciertos ruidos que me molestaron y creí ver algo baboso y grande a través del espejo mientras me cepillaba los dientes. Los sonidos no me dejaron dormir durante mucho tiempo.

Debo admitir que fue extraño. Después de la convención de “Ayúdate a ti mismo a través de ti mismo desde tu alma”, decidí subir a mi habitación y reflexionar un poco acerca de mi vida. Sin embargo, las bolitas de carne que servían en la convención me habían dejado un aliento infernal, así que opté por cepillarme los dientes antes de comenzar mis reflexiones. Miraba mi reflejo en el espejo y mientras me cepillaba repetía lo que ese día habíamos aprendido: “sí se puede, sí se puede, sí se puede”. Porque usted sabe que las cosas empiezan por uno mismo, a través de uno mismo y consigo mismo…está bien, no voy a desviarme del tema. Como le estaba diciendo, me cepillaba los dientes cuando escuché un raro sonido, como un jabón deslizándose y luego una voz, medio infantil, decir…decir…me cuesta imitarlo porque es medio ridículo y mi autoestima podría entrar en peligro....está bien, está bien, escuché a esa cosa decir: burú-burú-burú. Sí, sí, así mismo, y le prometo que yo no miento porque las mentiras degradan al ser humano. Creo haber divisado, a través del espejo, una cosa medio pasada de peso y grisácea. Pensé que había ejercitado mucho mi Yo Personal Interno y que debía dormir. Me acosté en la cama, repetí algunas veces: soy fuerte, soy bello, soy exitoso y cerré los ojos. Pero el burú-burú-burú no me dejó dormir.

Dos puntos:
Mi marido y yo sufrimos toda la noche por un sonido rarísimo, nos gusta mucho este hotel, sobretodo por los masajes y la piscina y las frutas del desayuno pero de verdad ahora tengo ojeras y eso me molesta.

Ay, detective Javier, como ha decaído ese hotel ¿verdad? Antes uno iba y se relajaba y se tomaba unos Cosmopolitan con las amigas y salía a pasear por los pasillos y veía a gente bonita como El Puma o a la Lilita…y ahora, mire, se ve puro mono. Es que claro, no se aguanta, chico, ese ruido en las habitaciones.
Esa noche mí esposo y yo terminamos como se dice “en la cama del perro”, yo subía cuajada de la risa por el ascensor…dorado, esplendoroso, con los tacones en la mano porque había bailado más que chiripa en fiesta de elefante. Después de servirnos un último whiskycito y escuchar boleros de Manzanero nos acostamos, usted sabe detective, no sin antes darle amor a mi marido porque ese sí que es un buen hombre ¿Me permite fumar? Bueno…cuando estábamos en el acto, como quien dice, unos enormes ojos aparecieron en la oscuridad y yo ahí mismito pegué el brinco. Ay no, una cosa, de verdad, que mire, se me paran los pelos. Mi marido me dijo que eso y que eran los traguitos pero no tardó en darse cuenta que estaba en la razón, había algo más en la habitación y hacía unos ruidos parecidos a los que los bebés hacen recién nacidos: buyú-buyú-buyú. La cosa no paró de hacerlo y no dormimos durante toda la noche, avisamos a recepción pero nadie creyó lo que decíamos. Mi marido es muy conocido por ser bromista, usted sabe, un gran hombre.

Dos puntos:
me gustar mucho el hotel pero no gustar sonidos raros que escucha por la noche, no dejar dormir.

Detective Javier mi gustar Venezuela mucho pero cuando yo quedar en Caracas no gustar ese hotel, por la noche escuchar un sonido raro y no poder dormir. Yo sacar cuentas en mi escritorio cuando vi pasar cosa enorme azul frente a la cama. Yo no pensar cosa rara por estar en país exótico, yo pensar que era común. Ya ver otras cosas raras ese día y una más no importar. Pero la cosa azul comenzar a molestar porque hace ruidos extraños como borou-borou-borou. Yo no alcanzar dormir ni un poquito por ese molestoso cosa hasta colocar los tapones de oreja que traer porque otros turistas decir que mucho ruido hay en Venezuela.

Hola, ¿Qué tal? Mi nombre es Javier Colorado y el departamento de Casos Sin Solución Aparente (CSSA) me ha asignado la tarea de resolver el enigma del Hotel Alba.
Hace tres meses empezaron los rumores acerca de un ser extraño que habita en dichas instalaciones y, como es debido, decidí hacer varias entrevistas a huéspedes que habían dejado quejas en la recepción. Algunas de ellas las he anexado a este informe, como habrán comprobado. Tengo numerosas hipótesis acerca de lo que pueda ser pero no tengo la suficiente información como para llegar a una acertada conclusión.

Dos puntos: Antonia Leoncia de Rodríguez Pilar, ayudante de chef del Hotel Alba.

Aquí ya no se pueden hacer pastelitos de naranja porque desaparecen, las patillas también y ni hablar de los cambures. Lo que estoy segura que no le gusta a ese desgraciado es el chocolate, así que hemos decidido crear un menú en base a este. Todo es de chocolate. Disminuyeron los robos, claro, porque ya no compramos ni naranjas, ni cambures, ni patillas. Y ya yo no sé que estará comiendo ese, porque hace tiempo que no se roba nada. Aunque Juancho, el botones, me dice que se roba las cosas del mini bar.
El gerente no ha tomado la decisión, aún, de eliminar en las habitaciones este servicio.

Dos puntos:
Juan Ignacio Cristófanes Falcón, botones del Hotel Alba.

Yo la veldá que nunca lo he visto con esto ojo doctor, pero má de una vé oí a mujere gritar como loca y a hombre salí en interiores pa fuera como loco también. Dorotea sí como que lo ha visto pero no se deje engañá porque esa ama de llave ya esta viejita. Lo que si es veldá es que ese bicho se come todo lo que encuentra en el minibá sin permiso de nadien. Ya debe está redondo de habese tragado 480 minibá y yo me pregunto doctor, ¿dónde se esconderá ese bicho?

Dos puntos:
Dorotea Camacho Camacho, ama de llaves del Hotel Alba.

Mjú licenciado, yo lo he visto con estos ojos negros que me dio Dios. Mjú, ese es un animal gordo, baboso, bien feo y con el rabo pelúo. Para mi fue que aquí nos embrujaron y lo que le hace falta al hotel es un buen baño de agua bendita. Mjú. Pero al que está volviendo loco es al pobre señor Enrique, el gerente. Mjú. Mucho cuidado y nos quedamos sin trabajo toditos porque el señor Enrique decide cerrar el hotel. Mjú. Agarre una estampita de José Gregorio licenciado, y póngasela en el zapato para que no me le agarre ese demonio. Mjú.

Dos puntos:
Enrique de las Casas Amadeiro, gerente del Hotel Alba.

Buenas tardes detective ¿A qué se debe su visita? Pero ¿Cómo va a ser? Aquí todo marcha perfectamente. Jajaja, ¿usted se refiere a eso que se rumorea por los pasillos? Pero hay que ver que hay hombres tontos por la calle, ¿no le parece? No se preocupe detective, este es un juego de niños. Seguramente descubriremos quien anda haciendo esa bromita pesada, seguro es el botones Cristófanes que está fastidiando a los huéspedes porque no le subimos el sueldo. Cosas de niños, como mencioné antes. Sí, es cierto que lo llamamos…pero fue por la cuestión de los pasteles de naranja, sin embargo creo que puedo con esto yo sólo.
Y, si me disculpa, debo seguir redactando la carta para la ampliación de la piscina. Gracias por preocuparse detective Javier, se lo agradece todo el equipo del Hotel Alba, el mejor y más famoso, el más radiante y más espectacular albergue de toda Caracas.

Hola, soy otra vez Javier Colorado y ya me cansé de la guachafita. Hoy me voy a quedar en el Hotel Alba, la CSSA ha financiado esta operación. Hoy voy a descubrir a ese intruso y mi nombre figurará en todos los periódicos de mañana. Ya verán.

Dos puntos:
Javier Colorado entra a la habitación y se instala, cómodamente, en la suite.

Burú-burú-burú, Buru-burú-burú, Buru-burú-burú, Buru-burú-burú.

Reconocí el sonido de inmediato, ya no podía ser la televisión porque estaba apagada, ni el sonido de mi acelerada respiración, ni siquiera parecía el sonido de mi corazón, ni del aire acondicionado, ni del teléfono celular. Era él, al fin. Me levanté con cuidado, tomé mi pistola, me peiné el bigote y me puse las pantuflas. Caminé sigilosamente y prendí la luz, porque con luz se ve mejor. No había nadie. Me senté en el borde de la cama, y cabizbajo, me puse a pensar en la ayudante de chef, Antonia. Es muy atractiva esa mujer y el delantal siempre le queda ligeramente apretado en la cintura y…levanté la vista, y quedé petrificado. La enorme cosa plateada, azul o morada me devolvía la mirada con una sonrisa pícara. Era enorme, como del tamaño de 80 guanábanas maduras. Me acerqué a él lentamente y le toqué la cabeza. Era un ser adorable. Tenía poco pelo y su piel era como de caucho. Su nariz y su boca eran enormes y sus ojos grandes y brillantes. Me extendió su pata en señal de presentación y yo le dije: El gusto es mío.
Su figura me parecía familiar pero no lograba identificarlo.

Está bien, mi nombre no figura en ningún periódico de esta mañana porque no logré capturarlo. Se movía muy rápido y mis flacas rodillas no lograron tener la fuerza para atraparlo. No, no quise hacerle daño, era tan adorable que no merecía la muerte. Aún conservo su mirada pícara en mis recuerdos. La CSSA ha decretado este caso como sin solución y entró en el expediente bajo el número 343487384720923824902.
Me despido de ustedes y les digo: de que vuelan, vuelan.

Dos puntos: Abuelo y nieto caminan frente al antiguo Hotel Alba.

- ¿Qué le pasó a ese edificio, awe?
- No tengo idea, Cacho, muchas cosas se rumorean: al parecer un fantasma o un extraño bicho allí habitó y con todo acabó.
- ¿Un extraño bicho? ¿Un cambur gigante? ¿O más bien un dinosaurio...o un camello mutante? Espera, ya sé...¡Una cucaracha enorme con alas y un cuchillo y veinte ojos!
- ¿Veinte ojos, Cacho? Pobre animal, todo lo que habrá tenido que ver.
- ¿Y cuales son las cosas que no se tienen que ver?

Dos puntos: Burú-burú-burú....ja-ja.

martes, 27 de enero de 2009

Ana Isabel-la


Estamos, almas reversas en poses
ocupándose muy pequeñas.
En círculo andas, como yo ando
y eso no tiene nada de malo.
Como el viejo tiempo que
con tal bastón hace que los días pasen tan lento
Como la anciana tortuga en la arena
se hace tosca, así es cuando no estamos.
Pero también hay días tan veloces que exilian al sol hacia otras tierras y no dejan rastro.
Somos –aquí- el postmeridiano de la palabra.
Y no hay ojos que me vean mejor si no son tus ojos
que me conocen, desde lejos, como una mariposa pasando.
Eres –más bien- el viento por el que coinciden tales alados,
eres –más bien- el recorrido absoluto.
Y tú un sendero
que nunca se bifurca
Y tú esto hecho poema
¿Y ahora qué?

Y a veces, yo.
Y “somos” tiene como tema un uno.
El uno no se fragmenta,
se hace núcleo de las células.
El indestructible inimaginado que muchos temen,
el símbolo de lo eterno.
El agua que corre en el río
que a pesar de las sequías, siempre está en movimiento

Aunque se bifurque como tu antigua palabra
o siga el fluir terrestre de lo ajeno, respondemos con un cambio de tiempo, a lo anterior
Quizás nos cambien reserven ajenos extorsión caleidoscopio palabras tuyas inversas complementarias sin cabeza.
Pero jamás dos espíritus sin tránsito.

Caramba, yo también también
también sí.
¿Entonces fin?
Entonces siempre.

viernes, 16 de enero de 2009

Trébol

Hubo un momento en la historia donde existió un primer hombre que aprendió cómo sobrevivir ante los fantasmas de su espíritu: éste primer hombre descubrió el secreto de hacer a los hombres sus hombres.
Él, animal rapaz, no se sentía satisfecho con sólo vivir de fresas, amapolas y carne de bestias. Tenía la ambición de dominar algo más. Una ambición de trascender.
Fue así como éste primer hombre, desarrolló dentro de su cabeza una especie de plan que se basaba, básicamente, en someter a sus semejantes.
Era muy fácil para él desarrollar el esquema: tomaba a cualquier hombre, lo ensalzaba con bazofias, lo animaba y hacía brotar de la tierra un trébol, un trébol de cuatro hojas.
¿Cómo lo hacía?
Muy simple, tomaba todas las mañanas muchos tréboles, los desarmaba y armaba de nuevo, creando un trébol de cuatro hojas.
Su semejante se quedaba petrificado al ver que existía este trébol mítico, que había por fin una coincidencia cósmica, y que él, sólo él, había sido el afortunado.
Todos los hombres, que conocieron al primer hombre, desarrollaron una enorme dependencia hacia él, convirtiéndolo en rey.
Sin embargo, un día, un hombre descubrió el secreto de los tréboles por casualidad. Vio al rey sentado, mordiéndose el labio inferior y con el ceño fruncido pegar una hojita tras otra hojita.
Este hombre no reveló el secreto a sus vecinos, ni gritó por doquier que el rey era un farsante; más bien, y debo decir, con mucha inteligencia, aprendió a crear otros tréboles de cuatro hojas.

Él también fue descubierto. Y el otro también. Y después otros cuantos.

Hoy quedan pocos hombres que creen en el mito del trébol de cuatro hojas (aunque lo buscan, desesperadamente). Muchos se la pasan construyéndolos, haciéndolos más grandes, más pequeños y hasta más especiales.

Pero para decirles mi verdad…
yo sigo prefiriendo un trébol de tres hojas.

miércoles, 14 de enero de 2009

Adivinanza


No habrá ser sobre la tierra que se me compare. Dominaré todas las lenguas del mundo, habré conocido cada rincón de cada país, habré comido y deleitado todos los platos culinarios y habré escalado cada risco de las tantas cordilleras. Tendré el poder de convertirme en cada animal, en cada cosa aprensible o no aprensible. Rescataré al enfermo, le daré de comer al hambriento, haré de todas las mujeres mis mujeres y de todos los hombres mis hombres. Tendré orgías, seré sadomasoquista, hombre lobo y vampiro. Seré presidente de Perú y también de Ecuador. Seré un suicida lanzándome de un séptimo piso o ahorcándome de una rama de un árbol. Seré estupidez, seré trasvesti.
Podré hacer que los besos se conviertan en espadas y las espadas en conejos y los conejos en pintura. Podré desaparecer la enigmática sonrisa de la Monalisa con una borra Nata. Podré apuntar un arma contra otro hombre y dispararle sin arrepentimientos.
Bajaré a los infiernos o subiré a los cielos, me haré rico, me haré pobre. Seré una servilleta usada bajo alguna mesa.
Reviviré a Leonardo Da Vinci para que me cante una canción, a Dalí para que haga la parada de manos y a Juan Vicente Gómez para estirarle los bigotes.
Yo escribiré mejor que nadie, con las mejores imágenes, con los mejores versos, con la mejor tensión del drama. Superaré por mucho más a Flaubert, Joyce y Rimbaud. También a Shakespeare me le adelantaré en complejidad psicológica de sus personajes. Yo escribiré la gran novela de todos los siglos, el poema más leído y citado del mundo y la obra de teatro más aplaudida.

¿Quién soy?


lunes, 5 de enero de 2009


Meire Faustiño ¿voce queir escuchar uma historea? Nao nao Faustiño, nao la historea de la caperucha, Faustiño. Esta e uma historia rial. Uma historia que le ocurrio a alguem ao le hotel mayestict, Faustiño. Sim, sim. Eu lo vi con ishtus olius que se han yi comer los gusano, Faustiño. Eu estaba saliendu yi la casa de Fáchima cuandu vi pasar a un ome qui chenia el falo enorme. Sim Faustiño uma verga inorme. Mais ¿voce sabe lo mais louco yi la historea? Le ome istaba muerto. Sim, sim Faustiño, le ome nao hacia naoda, naodita. Eu asho que e uma locura tambein Faustiño, mais se la verdayi. Mais, ¿voce tambein queir saber yi outra locura? Qui le ome era Albertcho Adriani, sim sim, ese meismo. Caracas ashaba qui ese ome era outra cosa mais es la meisma cosa qui toydos los omes, Faustiño. Menos voce, voce e um sol. La yenchi asha que le ome chenía um amor com uma seniora casada, sim Faustiño, casada. ¿Voce asha qui eso e iusto? ¿Ah, Faustiño, ah? Sem vergonza, voce e tambein com les outros. Nao, nao Faustiño, eu nao queiro chocolachi. Nao, Faustiño, eu nao queir floresh. Eu queiro amor.

Sim Faustiño, voce e um sol.