jueves, 19 de mayo de 2011

Inutilibus Reflectatio



Yo creo que hay que pensar en la vacilación de los equilibrios, en la oscilación de los componentes, en el falso comunista y en el empresario de izquierda, en la dicotomía que existe entre ideología comercial y moral interna. Para soportar la incongruencia, todo se resume en quien se hace mejor el loco.

Jugamos a la crítica y asumimos posturas métricas decapitantes para resguardarnos en la sombra de los prefijos: pretexto, prejuicio, preliminar. Desconocemos, nos aterra soplar el vidrio de la moral para hacerla ideología. Miedo al desnudo. Aventurarse al desvestirse es un proceso doloroso, desmembrante, autoseñalador, casi de vía crucis.

Vivimos en la monarquía de la imagen, de la calle como espejo. Nos sustentamos en discursos que pocas veces se conectan con el hemisferio sur de nuestros cuerpos. La emoción subestimada. El grito, el llanto y la risa en un reduccionismo arbitrario. No hay espacios destinados, habitaciones nombradas ni destinos vacacionales que induzcan a lo posible. La probabilidad como magno evento social.

Pensamos en la materia simplificando su extensión. Creamos un universo a partir de los cromosomas conocidos: X y Y, negro y blanco, arriba y abajo. Tabular es lo que mejor se nos da. Es el mal de asumir topografías internas.

Y al final terminamos sumándonos a la huelga en el delirio sin ser concientes de su surrealismo y atribuyéndole estructuras rígidas que se erosionan como un cadáver bajo el sol.