jueves, 26 de febrero de 2009

Description


An apple is a big altough small thing; like a baby pig’s heart that fits in your hand. They come in red blood color (green and yellow too; those don’t matter), but not red and sexy enough for vampires. However, it’s not red on the inside but a sort of dirty white. It comes from a tree’s branch (tree: thing that comes from the earth and gives shadow). It’s eatable, tastes sweet and it feels funny in your mouth, kinda lumpy. Paradise’s forbidden fruit; reason for which Adam and Eve ate it because, well, people do things they’re not supposed to. With this thing you can do a lot more things like: pie, sauce and computers. And when you get diarrhea, doctors usually recommend this fruit to stop the pooping. To conclude, it’s a very pretty fruit, but still, pineapples rule!

jueves, 5 de febrero de 2009

El Intruso del Alba


Dos puntos: Se escucharon ciertos ruidos que me molestaron y creí ver algo baboso y grande a través del espejo mientras me cepillaba los dientes. Los sonidos no me dejaron dormir durante mucho tiempo.

Debo admitir que fue extraño. Después de la convención de “Ayúdate a ti mismo a través de ti mismo desde tu alma”, decidí subir a mi habitación y reflexionar un poco acerca de mi vida. Sin embargo, las bolitas de carne que servían en la convención me habían dejado un aliento infernal, así que opté por cepillarme los dientes antes de comenzar mis reflexiones. Miraba mi reflejo en el espejo y mientras me cepillaba repetía lo que ese día habíamos aprendido: “sí se puede, sí se puede, sí se puede”. Porque usted sabe que las cosas empiezan por uno mismo, a través de uno mismo y consigo mismo…está bien, no voy a desviarme del tema. Como le estaba diciendo, me cepillaba los dientes cuando escuché un raro sonido, como un jabón deslizándose y luego una voz, medio infantil, decir…decir…me cuesta imitarlo porque es medio ridículo y mi autoestima podría entrar en peligro....está bien, está bien, escuché a esa cosa decir: burú-burú-burú. Sí, sí, así mismo, y le prometo que yo no miento porque las mentiras degradan al ser humano. Creo haber divisado, a través del espejo, una cosa medio pasada de peso y grisácea. Pensé que había ejercitado mucho mi Yo Personal Interno y que debía dormir. Me acosté en la cama, repetí algunas veces: soy fuerte, soy bello, soy exitoso y cerré los ojos. Pero el burú-burú-burú no me dejó dormir.

Dos puntos:
Mi marido y yo sufrimos toda la noche por un sonido rarísimo, nos gusta mucho este hotel, sobretodo por los masajes y la piscina y las frutas del desayuno pero de verdad ahora tengo ojeras y eso me molesta.

Ay, detective Javier, como ha decaído ese hotel ¿verdad? Antes uno iba y se relajaba y se tomaba unos Cosmopolitan con las amigas y salía a pasear por los pasillos y veía a gente bonita como El Puma o a la Lilita…y ahora, mire, se ve puro mono. Es que claro, no se aguanta, chico, ese ruido en las habitaciones.
Esa noche mí esposo y yo terminamos como se dice “en la cama del perro”, yo subía cuajada de la risa por el ascensor…dorado, esplendoroso, con los tacones en la mano porque había bailado más que chiripa en fiesta de elefante. Después de servirnos un último whiskycito y escuchar boleros de Manzanero nos acostamos, usted sabe detective, no sin antes darle amor a mi marido porque ese sí que es un buen hombre ¿Me permite fumar? Bueno…cuando estábamos en el acto, como quien dice, unos enormes ojos aparecieron en la oscuridad y yo ahí mismito pegué el brinco. Ay no, una cosa, de verdad, que mire, se me paran los pelos. Mi marido me dijo que eso y que eran los traguitos pero no tardó en darse cuenta que estaba en la razón, había algo más en la habitación y hacía unos ruidos parecidos a los que los bebés hacen recién nacidos: buyú-buyú-buyú. La cosa no paró de hacerlo y no dormimos durante toda la noche, avisamos a recepción pero nadie creyó lo que decíamos. Mi marido es muy conocido por ser bromista, usted sabe, un gran hombre.

Dos puntos:
me gustar mucho el hotel pero no gustar sonidos raros que escucha por la noche, no dejar dormir.

Detective Javier mi gustar Venezuela mucho pero cuando yo quedar en Caracas no gustar ese hotel, por la noche escuchar un sonido raro y no poder dormir. Yo sacar cuentas en mi escritorio cuando vi pasar cosa enorme azul frente a la cama. Yo no pensar cosa rara por estar en país exótico, yo pensar que era común. Ya ver otras cosas raras ese día y una más no importar. Pero la cosa azul comenzar a molestar porque hace ruidos extraños como borou-borou-borou. Yo no alcanzar dormir ni un poquito por ese molestoso cosa hasta colocar los tapones de oreja que traer porque otros turistas decir que mucho ruido hay en Venezuela.

Hola, ¿Qué tal? Mi nombre es Javier Colorado y el departamento de Casos Sin Solución Aparente (CSSA) me ha asignado la tarea de resolver el enigma del Hotel Alba.
Hace tres meses empezaron los rumores acerca de un ser extraño que habita en dichas instalaciones y, como es debido, decidí hacer varias entrevistas a huéspedes que habían dejado quejas en la recepción. Algunas de ellas las he anexado a este informe, como habrán comprobado. Tengo numerosas hipótesis acerca de lo que pueda ser pero no tengo la suficiente información como para llegar a una acertada conclusión.

Dos puntos: Antonia Leoncia de Rodríguez Pilar, ayudante de chef del Hotel Alba.

Aquí ya no se pueden hacer pastelitos de naranja porque desaparecen, las patillas también y ni hablar de los cambures. Lo que estoy segura que no le gusta a ese desgraciado es el chocolate, así que hemos decidido crear un menú en base a este. Todo es de chocolate. Disminuyeron los robos, claro, porque ya no compramos ni naranjas, ni cambures, ni patillas. Y ya yo no sé que estará comiendo ese, porque hace tiempo que no se roba nada. Aunque Juancho, el botones, me dice que se roba las cosas del mini bar.
El gerente no ha tomado la decisión, aún, de eliminar en las habitaciones este servicio.

Dos puntos:
Juan Ignacio Cristófanes Falcón, botones del Hotel Alba.

Yo la veldá que nunca lo he visto con esto ojo doctor, pero má de una vé oí a mujere gritar como loca y a hombre salí en interiores pa fuera como loco también. Dorotea sí como que lo ha visto pero no se deje engañá porque esa ama de llave ya esta viejita. Lo que si es veldá es que ese bicho se come todo lo que encuentra en el minibá sin permiso de nadien. Ya debe está redondo de habese tragado 480 minibá y yo me pregunto doctor, ¿dónde se esconderá ese bicho?

Dos puntos:
Dorotea Camacho Camacho, ama de llaves del Hotel Alba.

Mjú licenciado, yo lo he visto con estos ojos negros que me dio Dios. Mjú, ese es un animal gordo, baboso, bien feo y con el rabo pelúo. Para mi fue que aquí nos embrujaron y lo que le hace falta al hotel es un buen baño de agua bendita. Mjú. Pero al que está volviendo loco es al pobre señor Enrique, el gerente. Mjú. Mucho cuidado y nos quedamos sin trabajo toditos porque el señor Enrique decide cerrar el hotel. Mjú. Agarre una estampita de José Gregorio licenciado, y póngasela en el zapato para que no me le agarre ese demonio. Mjú.

Dos puntos:
Enrique de las Casas Amadeiro, gerente del Hotel Alba.

Buenas tardes detective ¿A qué se debe su visita? Pero ¿Cómo va a ser? Aquí todo marcha perfectamente. Jajaja, ¿usted se refiere a eso que se rumorea por los pasillos? Pero hay que ver que hay hombres tontos por la calle, ¿no le parece? No se preocupe detective, este es un juego de niños. Seguramente descubriremos quien anda haciendo esa bromita pesada, seguro es el botones Cristófanes que está fastidiando a los huéspedes porque no le subimos el sueldo. Cosas de niños, como mencioné antes. Sí, es cierto que lo llamamos…pero fue por la cuestión de los pasteles de naranja, sin embargo creo que puedo con esto yo sólo.
Y, si me disculpa, debo seguir redactando la carta para la ampliación de la piscina. Gracias por preocuparse detective Javier, se lo agradece todo el equipo del Hotel Alba, el mejor y más famoso, el más radiante y más espectacular albergue de toda Caracas.

Hola, soy otra vez Javier Colorado y ya me cansé de la guachafita. Hoy me voy a quedar en el Hotel Alba, la CSSA ha financiado esta operación. Hoy voy a descubrir a ese intruso y mi nombre figurará en todos los periódicos de mañana. Ya verán.

Dos puntos:
Javier Colorado entra a la habitación y se instala, cómodamente, en la suite.

Burú-burú-burú, Buru-burú-burú, Buru-burú-burú, Buru-burú-burú.

Reconocí el sonido de inmediato, ya no podía ser la televisión porque estaba apagada, ni el sonido de mi acelerada respiración, ni siquiera parecía el sonido de mi corazón, ni del aire acondicionado, ni del teléfono celular. Era él, al fin. Me levanté con cuidado, tomé mi pistola, me peiné el bigote y me puse las pantuflas. Caminé sigilosamente y prendí la luz, porque con luz se ve mejor. No había nadie. Me senté en el borde de la cama, y cabizbajo, me puse a pensar en la ayudante de chef, Antonia. Es muy atractiva esa mujer y el delantal siempre le queda ligeramente apretado en la cintura y…levanté la vista, y quedé petrificado. La enorme cosa plateada, azul o morada me devolvía la mirada con una sonrisa pícara. Era enorme, como del tamaño de 80 guanábanas maduras. Me acerqué a él lentamente y le toqué la cabeza. Era un ser adorable. Tenía poco pelo y su piel era como de caucho. Su nariz y su boca eran enormes y sus ojos grandes y brillantes. Me extendió su pata en señal de presentación y yo le dije: El gusto es mío.
Su figura me parecía familiar pero no lograba identificarlo.

Está bien, mi nombre no figura en ningún periódico de esta mañana porque no logré capturarlo. Se movía muy rápido y mis flacas rodillas no lograron tener la fuerza para atraparlo. No, no quise hacerle daño, era tan adorable que no merecía la muerte. Aún conservo su mirada pícara en mis recuerdos. La CSSA ha decretado este caso como sin solución y entró en el expediente bajo el número 343487384720923824902.
Me despido de ustedes y les digo: de que vuelan, vuelan.

Dos puntos: Abuelo y nieto caminan frente al antiguo Hotel Alba.

- ¿Qué le pasó a ese edificio, awe?
- No tengo idea, Cacho, muchas cosas se rumorean: al parecer un fantasma o un extraño bicho allí habitó y con todo acabó.
- ¿Un extraño bicho? ¿Un cambur gigante? ¿O más bien un dinosaurio...o un camello mutante? Espera, ya sé...¡Una cucaracha enorme con alas y un cuchillo y veinte ojos!
- ¿Veinte ojos, Cacho? Pobre animal, todo lo que habrá tenido que ver.
- ¿Y cuales son las cosas que no se tienen que ver?

Dos puntos: Burú-burú-burú....ja-ja.