jueves, 24 de septiembre de 2009

La Moral Jorobada


Había una vez un camello bueno y un camello malo.

El camello bueno tomaba agua cuando lo necesitaba.
El camello malo era un goloso y se tomaba el agua de los otros camellos, sin tener sed.
El camello bueno tenía una esposa que vivía en Casa Blanca y criaba a sus hijos.
El camello malo tenía una esposa, diez amantes y veintitrés hijos repartidos en distintas jorobas.
El camello bueno le era honesto a su dueño, nunca le robaba las lechugas del almuerzo.
El camello malo cambiaba los dátiles de la merienda por piedritas del desierto y se escondía por la noche para comerlos.
El camello bueno se despertaba temprano para ayudar a las gaviotas.
El camello malo dormía hasta muy tarde, pasando la resaca del alcohol de pasas.

Un día se encontraron y compitieron en una carrera por el desierto.

El camello malo resultó ganador.
Y mientras le ponían la corona de laurel, el camello bueno lo miraba
con recelo.

El camello malo tomaba agua cuando lo necesitaba.
El camello bueno era un goloso y se tomaba el agua de los otros camellos, sin tener sed.
El camello malo tenía una esposa que vivía en Casa Blanca y criaba a sus hijos.
El camello bueno tenía una esposa, diez amantes y veintitrés hijos repartidos en distintas jorobas.
El camello malo le era honesto a su dueño, nunca le robaba las lechugas del almuerzo.
El camello bueno cambiaba los dátiles de la merienda por piedritas del desierto y se escondía por la noche para comerlos.
El camello malo se despertaba temprano para ayudar a las gaviotas.
El camello bueno dormía hasta muy tarde, pasando la resaca del alcohol de pasas.

Un día se encontraron y compitieron en una carrera por el desierto.

El camello bueno resultó ganador.
Y mientras le ponían la corona de laurel, el camello malo lo miraba
con recelo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

TE AMO!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.