viernes, 21 de noviembre de 2008

Manifiesto de Adrián



A Ani

Las cosas que deben existir, que existan, las que no deben existir, que no existan. Así debe regirse la existencia de las cosas. Una cosa es una cosa cuando quiere serlo; si un jarrón dice: “no quiero ser jarrón, quiero ser cuchara”, inmediatamente su deseo será cumplido.

Las cosas son libres, como los humanos. Pueden transitar por las calles y cruzar las avenidas por el paso peatonal. El uso del metro para las cosas también está permitido.

Las viejas cosas tienen prioridad, siempre serán bienvenidas en cualquier lugar mientras no afecten la salud de los seres humanos (si un colchón muy viejo quiere habitar un hogar de familia, le es permitido estar allí mientras no sea utilizado, podría hacerle daño a la espalda de quien lo posee). Si no hay suficiente lugar para que las cosas viejas se desenvuelvan, serán enviadas al ancianato de cosas, donde podrán disfrutar de un espacio cómodo.

Los vasos de agua deben ser venerados antes de beber el contenido que estos retienen, una oración simple servirá para enaltecerlos: “Vaso, vasito, vasón, vasero”.

Cuando un hombre come pollo, debe hacer el sonido que hace el pollo; cuando come carne de res, tiene que hacer el sonido de la res; así sucederá con cada animal que el hombre ingiera. Esta es una forma de invocar el alma del animal que está servido en el plato.

Las palabras deben comprarse por kilos en los distintos almacenes de palabras. La moneda para adquirirlas será trocitos de pensamiento. Si un hombre quiere mantener una palabra en secreto, primero deberá dialogar con ella para llegar a un mutuo acuerdo. Las palabras sólo podrán ser encerradas en el Baúl si ellas mismas lo desean, de lo contrario, pueden volar como mariposas en la pradera.

La manera de expresarse verbalmente viene acompañada de la expresión física. Esto quiere decir que si un hombre quiere hablar desde el corazón, se deberá tocar el pecho mientras lo hace. Así mismo ocurre con el hombre que quiere hablar con su amante de sexo, se ve obligado a tocarse los genitales mientras habla. No olvidemos el viejo científico, este deberá dar su discurso tocándose la cabeza con ambas manos. De esta forma todos sabremos que parte del cuerpo utiliza cada quien al expresarse.

Los odontólogos son las personas más importantes, ya que cuidan de la sonrisa y de la buena imagen dental.

La educación se maneja de la siguiente forma:
De 1 a 10 años: “Historia de los botones, del papel crepé y la pega de barrita”
De 10 a 20 años: “Dónde colocar los botones, el papel crepé y la pega de barrita”
De 20 a 60 años: “Enfrentamiento con el fracaso de no haber puesto bien los botones, el papel y mucho menos la pega de barrita”.

Si un hombre quiere comprar una camisa de algodón, tendrá que pagarla con su peso en algodón; así será con toda la ropa. La ropa de cuero no está permitida ya que habría que pagarla con una vaca y eso es malo. Las vacas son sagradas, como en la India.

Todo es arte y cada cosa es valorada (por ser producto humano) como patrimonio cultural. La literatura debe venir del corazón; los libros, en la contraportada, tendrán siempre la foto del corazón del autor, así se podrá observar la sensibilidad de este órgano para capturar lo incapturable.

El amor está sobre todas las cosas. Si no sirve tu amor, estás dañado y hay que llevarte al hospital. La cura es simple: tomar frescolita, rebotar un rato y por supuesto, varios abrazos.

Y ya.


Los manifiestos pueden ser terminados por la mitad.

2 comentarios:

Masha dijo...

Algunas partes me gustaron mucho y otras no. Me provocó abrazarte...
Sería muy gracioso que nos agarráramos la parte del cuerpo con la que pensamos! Y me parece muy bien que no se use cuero. (¿Cómo se llama ese país?)

Alejandra dijo...

Creo que ya te dije que yo estaría tocándome los ojos todo el tiempo...

¿Y quién dice que quedó por la mitad? ...


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