Yo llamo a mi perro Galipán y mis padres me llaman Julián. Galipán y Julián son nombres parecidos. Ambas palabras son agudas. A galipán le gustan las palabras más bien esdrújulas como Cítara y Relámpago. A mí me gustan más las graves: Libro y Vitamina. Las agudas son un poco aburridas: Camión, Ramón, Ladrón. A Galipán le gusta Rosita, lo sé porque lo veo irse entre los arbustos a espiar el patio de Doña Manueña.
Las palabras agudas y las palabras graves se llevan bien en las órdenes que le doy a mi perro: Salta Galipán, corre Galipán, duerme Galipán. Pero si mi perro viviese en Argentina y yo no fuese su dueño sino un niño Cordobés este le ordenaría con una palabra aguda: Saltá Galipán, corré Galipán, dormí Galipán.
Mamá, aunque sea aguda, hace tortas de naranja y suspiros que nos vuelven locos. Y Papá, de corazón agudo, es un grave Ingeniero.
Y yo, Julián, juego con Galipán, el perro que husmea el patio de doña Manuela, que si es una señora bien grave, más grave que Grave y lo corre a escobazos.
"¡Vení Galipán!" gritaría el niño Cordobés (si mi perro viviese en Argentina) y lo abrazaría de igual forma que yo.
1 comentario:
PAISA! que bueno de pana q si q me encanto mucho... esta EXCELENTE!
TE AMO POR ESTO!
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