Hay un cuento,
de un cuento,
que cuenta,
que viviendo estaba
a lo lejos,
una niña que no paraba de hablar.
Y al hablar, preguntaba:
¿Por qué hay conejos detrás de los espejos?
¿Por qué las mandarinas se esconden en los árboles?
¿Qué tienen los cangrejos en los ojos?
Y al hablar, decía imprudencias:
Señora panadera, es usted bien redonda.
Señor jardinero, huele usted a zorrillo.
Doctor, ¿Usted no tiene ya una esposa?
Sus padres, preocupados, no sabían cómo hacer para que Mariana, la parlanchina, midiera sus palabras.
¡Le pondremos un pañuelo dentro de la boca! - dijo el doctor.
Pero entonces un fenómeno increíble sucedió,
¡Las palabras le salían por los oídos!
Está usted sucio, señor carnicero.
¿Por qué no llueve cuando quiero que llueva?
¿Dónde están los que mueven el cielo?
¡Le pondremos corchos en los oídos! – dijo el doctor, desesperado.
Pero entonces un fenómeno increíble sucedió,
¡Las palabras le salían por el ombligo!
Sin embargo, se escuchaban como un murmullo,
el vestido de Mariana impedía que las palabras salieran libremente:
¿Po que si e m pir de co es?
Es á oco, ño uel.
Ti en ma aieto, ño icado.
Mariana no encontraba la forma de hacerse escuchar.
Le daba pena mostrar su ombligo porque era gordito y rechonchito.
Entonces se sentó bajo un gran árbol y se puso a llorar.
Sus padres, preocupados, se acercaron a ella y le explicaron que, a veces, hay que tener cuidado con las palabras, porque al usarlas de mala forma, hacen daño.
Más daño que un golpe al caerse del columpio.
Más daño que la mordida de un gato.
Mariana entendió que las palabras debían ser medidas con escuadra y reglón antes de salir de las ventanas de su boca.
Y el pueblo fue feliz al escucharla decir:
¡Buenos días, señora panadera! Me gusta su vestido floreado.
¡Qué encanto de sombrero, señor Ricardo!
Lindas azucenas, señor jardinero.
Pero si te acercas a lo lejos y el murmullo del viento te hace escuchar a Mariana, sabrás que nunca logró dejar de preguntar:
¿Por qué las canciones hablan de amor?
¿Por qué los niños no vienen en cajas de cartón?
¿Habrá alguien que diga lo mismo que yo en otro lugar del mundo?...
de un cuento,
que cuenta,
que viviendo estaba
a lo lejos,
una niña que no paraba de hablar.
Y al hablar, preguntaba:
¿Por qué hay conejos detrás de los espejos?
¿Por qué las mandarinas se esconden en los árboles?
¿Qué tienen los cangrejos en los ojos?
Y al hablar, decía imprudencias:
Señora panadera, es usted bien redonda.
Señor jardinero, huele usted a zorrillo.
Doctor, ¿Usted no tiene ya una esposa?
Sus padres, preocupados, no sabían cómo hacer para que Mariana, la parlanchina, midiera sus palabras.
¡Le pondremos un pañuelo dentro de la boca! - dijo el doctor.
Pero entonces un fenómeno increíble sucedió,
¡Las palabras le salían por los oídos!
Está usted sucio, señor carnicero.
¿Por qué no llueve cuando quiero que llueva?
¿Dónde están los que mueven el cielo?
¡Le pondremos corchos en los oídos! – dijo el doctor, desesperado.
Pero entonces un fenómeno increíble sucedió,
¡Las palabras le salían por el ombligo!
Sin embargo, se escuchaban como un murmullo,
el vestido de Mariana impedía que las palabras salieran libremente:
¿Po que si e m pir de co es?
Es á oco, ño uel.
Ti en ma aieto, ño icado.
Mariana no encontraba la forma de hacerse escuchar.
Le daba pena mostrar su ombligo porque era gordito y rechonchito.
Entonces se sentó bajo un gran árbol y se puso a llorar.
Sus padres, preocupados, se acercaron a ella y le explicaron que, a veces, hay que tener cuidado con las palabras, porque al usarlas de mala forma, hacen daño.
Más daño que un golpe al caerse del columpio.
Más daño que la mordida de un gato.
Mariana entendió que las palabras debían ser medidas con escuadra y reglón antes de salir de las ventanas de su boca.
Y el pueblo fue feliz al escucharla decir:
¡Buenos días, señora panadera! Me gusta su vestido floreado.
¡Qué encanto de sombrero, señor Ricardo!
Lindas azucenas, señor jardinero.
Pero si te acercas a lo lejos y el murmullo del viento te hace escuchar a Mariana, sabrás que nunca logró dejar de preguntar:
¿Por qué las canciones hablan de amor?
¿Por qué los niños no vienen en cajas de cartón?
¿Habrá alguien que diga lo mismo que yo en otro lugar del mundo?...
3 comentarios:
... Creo que me dio algo de tristeza y rabia sentirme identificada. =/ ...
Te amo Isa, te amo amo!
Mar
pobre Mariana =( a mi por lo menos solo me ponian teipe en la boca y solucionaban el problema.
1) Todavia sigue la feria del libro?! desde que hora empieza?! porque tambien esta la broma de prodisenio.
2) Eres amiga de Alejandra "The Enabler" Diaz! que adorable <3.
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