lunes, 16 de junio de 2008

Fin a la manguangua


Para ponerle fin a un cuento sólo se necesita una cosa: un punto.
El punto lo puedes sacar bajo la manga.
La manga la puedes sacar de un viejo abrigo.
El viejo abrigo búscalo en el closet de la abuela.
A la abuela búscala en el jardín.
Y el jardín búscalo en algún libro.

Si no consigues puntos para ponerle fin a un cuento, no te desesperes.

Toma tiempo encontrar un libro de jardines donde en una foto esté tu abuela y que de su vestido reserve colgada una llave de un closet donde guarda los abrigos protectores de puntos bajo las mangas.

jueves, 12 de junio de 2008

La Aspiradora

- No aguanto más Juan Alberto De Alfombras. Eres mi hermano pero esta vez no puedo perdonarte.
- Ese hijo es mío Enriqueta de Alfombras. Tienes que entenderlo.
- No hay forma en que entienda que el jardinero, ese niño a quien llaman La Pelusa, ¡pueda ser un de Alfombras!
- Pues lo es. Es Pelusa de Alfombras.



PAAAM PAAAM PAAAM...

martes, 10 de junio de 2008

Galipán



Yo llamo a mi perro Galipán y mis padres me llaman Julián. Galipán y Julián son nombres parecidos. Ambas palabras son agudas. A galipán le gustan las palabras más bien esdrújulas como Cítara y Relámpago. A mí me gustan más las graves: Libro y Vitamina. Las agudas son un poco aburridas: Camión, Ramón, Ladrón. A Galipán le gusta Rosita, lo sé porque lo veo irse entre los arbustos a espiar el patio de Doña Manueña.

Las palabras agudas y las palabras graves se llevan bien en las órdenes que le doy a mi perro: Salta Galipán, corre Galipán, duerme Galipán. Pero si mi perro viviese en Argentina y yo no fuese su dueño sino un niño Cordobés este le ordenaría con una palabra aguda: Saltá Galipán, corré Galipán, dormí Galipán.

Mamá, aunque sea aguda, hace tortas de naranja y suspiros que nos vuelven locos. Y Papá, de corazón agudo, es un grave Ingeniero.

Y yo, Julián, juego con Galipán, el perro que husmea el patio de doña Manuela, que si es una señora bien grave, más grave que Grave y lo corre a escobazos.

"¡Vení Galipán!" gritaría el niño Cordobés (si mi perro viviese en Argentina) y lo abrazaría de igual forma que yo.

lunes, 9 de junio de 2008

Abre y Saca




- Abre, Latas.
- ¿Qué cosa? ¿La puerta?
- Sí, ¿qué andas haciendo que no abres la puerta?
- Abro una lata, abre tú la puerta.
- No puedo. Ándome ando, Latas.
- Oh, lo siento…ya abro la puerta, Saca.
- ¿Ya abriste, Latas?
- Sí.
- ¿Y quién es?
- Corcho, viene a que lo saques.
- Dile que ya se acabó el turno, que venga más tarde. Hoy ya he atendido a Bocado y a Cejas, estoy cansado.
- Ya a los Sacas no los hacen de la misma manera.
- ¿Qué dices, Latas?
- Nada, ¿a la vieja Inés si la dejo pasar?